Pregunta: De sobra es conocido el talento que has demostrado durante tu trayectoria (se ruboriza), pero ¿de donde te viene esa capacidad de crear cosas?
Respuesta: Pues, francamente, no lo tengo muy claro. De pequeña siempre me gustaba dibujar y hacer manualidades y la gente se sorprendía de las cosas que hacía. Quizá al tener una infancia feliz me ayudara a desarrollar la capacidad creativa.
Yo quise estudiar bellas artes pero, al tener que cursar los estudios fuera de Córdoba, tuve que abandonar la idea porque mi familia no estaba en condiciones de afrontar los gastos.
Mi profesora de bachillerato de Artes Plásticas me aconsejo la Escuela Consorcio de Joyería aunque yo nunca mantuve ninguna relación con el gremio.
Para mí fue un descubrimiento porque aprendí tanto a modelar en cera y diseñar como a conocer los secretos en la producción de una joya desde el diseño hasta la terminación.

Con el paso del tiempo aprendí que, a pesar de no poder estudiar lo que me gustaba, la vida siempre te abre oportunidades satisfactorias que posiblemente no entraban dentro de los planes, y lo importantes que pueden ser los consejos de un buen profesor o profesora.
Pregunta: ¿Qué se siente cuando se está en proceso de creación de nuevas colecciones?
Respuesta: Es una fase en la que se entremezclan varios sentimientos: frenesí, incertidumbre, pasión, temor, alegría…todo junto y al mismo tiempo te hacen sentir momentos de felicidad y que te crea una dependencia a la que es difícil desengancharse.
De alguna forma soy capaz de comprender lo que sentirían Miguel Ángel, Picasso o Ives Saint Laurent cuando estaban creando sus obras de arte.
Además lo que para mí significa diseñar joyas es honrar la herencia artesana de mi ciudad, Córdoba, unas de las cunas de la joyería a nivel mundial.
