
Los Mandalas, tienen su origen en la India. De hecho su nombre viene del sánscrito y significa rueda o círculo, de ahí esa forma tan circular conocida que tiene, aunque cabe anotar que actualmente los podemos encontrar con formas geométricas de todo tipo. Para los Budistas los mandalas han servido también a lo largo de los años como ayuda en el proceso de la meditación. Según esta filosofía, concentrar la mente en la realización de mandalas promueve la conexión entre el creador o dibujante y la divinidad, una conexión única y especial que tiene como objetivo el desarrollo personal.
"La vida de cada persona es como un mandala. Un vasto círculo ilimitado. Estamos en el centro de nuestro propio círculo, y todo lo que vemos, oímos y pensamos son formas del mandalas de nuestras vidas"
Pema Chodron